UN CUENTO

En la época en que el precio de una copa de helado con nuez y almíbar costaba poco, un chico de 10 años entró a la cafetería de un hotel y se sentó ante una mesa. Una camarera le colocó al frente un vaso de agua. «Qué cuesta un helado con nuez y almíbar?», preguntó.
«Cincuenta centavos», respondió.

El muchacho sacó la mano de su bolsillo y contó la cantidad de dinero en monedas que traía. «Qué cuesta una copa sencilla de helado?», preguntó de nuevo.

Algunos clientes esperaban una mesa por la cual la camarera se mostró un poco impaciente. «Treinta centavos», dijo bruscamente.

De nuevo el chico contó las monedas.
«Tomaré la copa sencilla», dijo.
La camarera llevó la copa de helado, colocó la cuenta sobre la mesa y se retiró. El chico terminó el helado, pagó al cajero y salió. Cuando la camarera regresó levantó el plato y grande fue su sorpresa ante lo que vio.
Ahí, dispuestos correctamente a un lado de la copa, se encontraban tres monedas de cinco centavos y cinco de un centavo.
Era su propina.

Enrique Garcia
desde Argentina

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