UN CAMINO MAYOR

Ante los horrores que presenciamos hoy en el mundo, podemos preguntarnos: ¿estamos preparados para mantenernos en equilibrio?

Actualmente ya se puede crear en la humanidad terrestre una armonía individual y grupal de integridad calificada, y dicha integridad se logra al establecer relaciones suprafísicas entre los seres. A pesar de las actuales imperfecciones, de las luchas, de las discordias y de la infelicidad en que vive la humanidad, se puede alcanzar un nuevo estado, que elevará todo a un plano aún desconocido.
Mientras existan meros intereses materiales, la estructura de la vida será imperfecta, y ese es uno de los problemas por resolver en la superficie del planeta. Se cuida de lo que es temporal, físico y social, ignorando las dimensiones más sutiles. Tal perspectiva sólo se ampliará cuando la naturaleza del hombre se desarrolle más allá de sí misma, cuando deje de restringirse a sus aspectos naturales, como normalmente sucede. Sólo podrá existir una vida integrada en el Todo cuando la búsqueda de cosas materiales deje de ser exclusiva, cuando predomine la búsqueda de conocimiento.
¿Hasta qué punto cada uno de nosotros se vuelve hacia las dimensiones sutiles de la vida? ¿Somos capaces de mantener firme nuestra atención y consciencia en la realidad interna, subjetiva, de la existencia?
En estos tiempos de desconcierto y confusión, lo que necesitamos es ordenar la propia vida a partir del contacto con la existencia interior. Al establecer ese contacto, podemos trascender viejos conceptos y entrar en armonía con el universo. Los que vayan logrando ese nuevo equilibrio ayudarán a los demás. Las bases de la vida interior son el servicio, la cooperación, el respeto y la tolerancia mutua.

Actualmente, es evidente que quienes se encuentran en el sendero espiritual tienen que vencer pruebas especiales de distintos tipos. No se puede decir que son pruebas fáciles. Pero hoy se ofrece la oportunidad de integrarnos en realidades internas muy amplias. El estado de consciencia que alcanzará el ser humano puede llegar a una escala cósmica, y entonces la Tierra quedará colmada de dádivas. Lograremos ese estado cuando no nos aferremos más a la mente común e ignorante, cuando la trascendamos hasta alcanzar la intuición y la espiritualidad. Si la vida interior de cada ser se integra en las Jerarquías espirituales, habrá en la Tierra una existencia perfeccionada y realizada.
Sí, seres inmateriales, hermanos nuestros más evolucionados, forman Jerarquías de Luz. Alcanzaron esa meta y ahora habitan en dimensiones sutiles de vida. Prestan ayuda en diferentes planos de existencia, y lo hacen desde niveles profundos de consciencia. Si no fuera por su presencia, ciertamente el desequilibrio planetario ya habría llegado a un punto irreversible y comprometedor para la evolución de la vida humana. Esos seres nos abren un camino más amplio.

Recordemos que la creativa y dinámica obra de la evolución dejaría de comprenderse si nos circunscribiésemos a lo que ya sabemos. Todo puede ampliarse. Descubrimientos inusitados nos esperan, y de diferentes maneras podremos alcanzarlos.

Extraído del boletín Señales de Figueira
Los libros de Trigueirinho están publicados por Editorial Kier

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