TRANSFORMESE

Información y conocimiento no son lo mismo. Una información sobre los hechos de la vida espiritual, por ejemplo, sólo nos lleva al conocimiento de los mismos cuando tenemos la intención de transformarnos, receptividad y coraje para encarar lo nuevo, y fe para aceptar como verdadera una información aún no comprobada.

El saber intelectual que se restringe al nivel de la información no es un conocimiento real. No sirve para nada si no se lo pone en práctica. La vivencia asimilada es el verdadero conocimiento. Ese conocimiento proviene de aquello que, aunque no lo recordemos, pusimos en práctica en vidas anteriores y pasó a formar parte de nuestra naturaleza.
El conocimiento no se adquiere en las escuelas; es fruto de la aceptación de los hechos de la vida, proviene de aprender a través de ellos y de transformarnos de acuerdo a las lecciones que nos traen.
Existen muchos niveles de consciencia: el físico, el emocional, el mental, el intuitivo, el espiritual, el monádico, el divino y el cósmico. Cada uno de ellos está compuesto de subniveles y tiene sus propias leyes. Lo que es verdad en un nivel o subnivel, no lo es necesariamente en otro, cada nivel tiene su verdad. Por eso, nadie puede descubrir la verdad completa; ella es revelada gradualmente, ya que al estar todos regidos por una ley evolutiva, siempre existe un plano más allá de aquel en el que nos encontramos, y en ese plano superior hay una verdad más amplia.
Por eso, toda profecía es relativa. Existen estudiosos que prevén, por ejemplo, la fecha de un hecho importante. Su previsión es verdadera en el nivel en el que captaron aquella circunstancia, no lo es en el nivel superior; y cuando este último predomina, el hecho puede no darse como estaba previsto.
Es imposible fijar una fecha para los grandes cambios físicos que la Tierra debe sufrir en este período. Sin embargo, algunos ya están sucediendo y podemos percibir sus señales: la contaminación ambiental, el derretimiento de los casquetes polares y las diversas alteraciones climáticas. Y, aunque todos sepan esto, son pocos los que cambian su forma de vida.
La mayoría recibe la información y no se transforma, aún admitiendo su parte de responsabilidad en hechos desequilibrados y negativos.
Por eso, lo más urgente para la humanidad no es conocer las profecías, sino salir del plano en el que se encuentra y colocarse frente a otras leyes, las mismas que están transformando a la Tierra. Ya no debemos buscar informaciones por curiosidad. Debemos usar, de manera positiva y dinámica, la energía de transformación presente hoy en el planeta, para poder estar receptivos a lo desconocido y a experiencias inusitadas. Ese es el caso de los que perciben los mundos intraterrenos, en donde civilizaciones más avanzadas que la nuestra se desarrollan en planos suprafísicos. Para ingresar en esos estados de consciencia, o mundos, no hay ninguna entrada física, pues se encuentran en un plano diferente. Algunas personas simplemente se adormecen, y durante el sueño dejan el cuerpo material y alcanzan un plano de existencia más sutil, de esta forma aparecen en los mundos intraterrenos. Allí aprenden diversas cosas que necesitan y luego, al despertar, retornan. En pocos minutos de «sueño» es como si hubiesen vivido siglos, de tanto que aprenden.
Esas experiencias se producen bajo leyes diferentes de las materiales y pueden operar sobre nosotros si nos permitimos transformarnos, si cambiamos de nivel de consciencia.

De la Colección: Charlas de Trigueirinho. Síntesis de: TRANSFóRMESE
Los interesados en la charla completa, la pueden encontrar en el libro DESPERTAR A LA TRASNFORMACIóN
Editorial Kier

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