
«Los maestros del arte de sanar solo son, por aquellos a quienes han sanado».
La Terapia de psicología bioenergética es una forma de tratamiento única en su genero. Esta técnica se basa en un modo de abordaje de la problemática personal que combina los aspectos energéticos del organismo que inciden en la psique y los métodos de la terapia verbal.
Para dar una razón a la existencia de las terapias de psicología bioenergética, citaremos que, en toda representación de vida animada, consta el proceso energético. El conocimiento de dichos procesos data de manera fehaciente desde tiempos ancestrales y han sido transmitidos directamente a la forma de vida en algunos casos y en otros compilados bajo la letra de: cantos, poemas, liturgias, cuentos, historias, relatos épicos, escrituras sagradas y otras maneras de trascender la sabiduría.
Los patrones conocidos en éste área de la sabiduría antigua son: La Medicina Tradicional China, La Kabbalah, La Biblia, La Medicina Ayurveda, El Corán, El Mahabharattha, etc., por citar algunos de los más distinguidos y serios. En todos estos modelos hay discernimientos y experiencias más que suficientes para reconocer los estados y los procesos de la bioenergía, tanto en el organismo (cuerpo) como en los procesos del pensamiento (mente). Asimismo, se reconoce y acepta una forma muy refinada de energía afectada a los procesos llamados espirituales y que ha sido materia de especial atención por parte de le eruditos de todos los tiempos. Por lo antedicho, es que se tiene la certeza que, sin incluir los factores energéticos todo tratamiento de salud, es incompleto. La medicina científica ha dividido el cuerpo humano para poder así estudiarlo y tratarlo. Hoy en día está ensayando la manera de ensamblar sus especialidades para resolver las temáticas actuales de salud, en especial, la salud mental. Las emociones humanas impresionan la salud mental y esta no escapa a la actividad energética, consiguientemente, un efectivo tratamiento de salud mental-emocional, atiende conjuntamente este aspecto, el de la energía que sostiene al pensamiento.
En los tratamientos de psicología bioenergética se puede encontrar que tienen gran aceptación y eficiencia. Esto es así porque desde la concepción del diagnóstico el método ensambla inmediatamente al individuo en el procedimiento. En todo momento la persona tiene un rol como protagonista, descubriéndose con sus virtudes y participando de su recuperación. Asimismo, al dejar de ser un espectador angustiado durante el tiempo de tratamiento siempre tiene contacto con su evolución, esto le permite centrarse en sí mismo y no en el método, cosa que alivia su estado y eleva su auto-estima.
En general, si hubo alguna resistencia a tomar esta forma de terapia, los resultados de la misma dejan como anécdotas estas actitudes. El sistema de entrevistas está adaptado hacia un formato muy relajado y accesible. En las causales de rechazo hacia otras técnicas de terapia, se focaliza en un lugar llamativo, la aparente distancia del terapeuta. Acortar las distancias es acortar los tiempos de sufrimiento. Esto es decisivo en las ocasiones en que por el gran nivel de angustia que existe en el individuo, este, no puede esperar (en los ataques de pánico, por ejemplo). En los tratamientos con psicología bioenergética los espacios son compartidos en una modalidad de contención amable, respetuosa y eficaz, sin por ello, desvirtuar la solvencia o la pericia del terapeuta. Por lo aludido, es claro comprender su aprobación como método. Además, cabe mencionar que: se trata de un procedimiento natural; atiende las temáticas tanto emocionales como físicas; acepta al individuo tal como es, sin dar privilegio al sistema sino, a la persona. Es lógica la elección por parte de aquellos a quienes estos modelos le son de importancia. Por otra parte, con la acción sobre los orígenes de las temáticas a corregir desde lo intelectual y lo energético, se comprimen los tiempos del tratamiento. En efecto, cuando el individuo comprende su problemática es a partir de allí en donde puede decidir actuar un rol dinámico, haciendo uso del impulso de su voluntad. En cualquier caso desarticular el sistema perverso que actúa en contra de su salud se torna más posible. Esta unión de terapeuta y paciente es fundamental para el logro pues, nada depende de un solo actuante, ambas partes se asocian a los fines de salud acordados.
Para hacer una rápida mirada hacia los orígenes de las terapias de salud mental podemos recurrir a los ejemplos relativamente recientes. Es conocido que Wilhelm Reich (1.897-1.957) en ocasión de ser paciente de Sigmund Freud, no solo atendía las expresiones verbales sino que además, observaba los movimientos del cuerpo. Esta investigación le permitió diferenciar los movimientos oculares, las tensiones musculares, las variaciones de la voz, los cambios de postura, las gesticulaciones de los miembros y otros que hacían visibles los cambios del estado emocional del individuo. Las exteriorizaciones que hoy llamamos «el lenguaje del cuerpo», nos permiten ver de qué forma un individuo trata de evitar sentirse vulnerable. Es necesario saber que el simple hecho de reprimir las expresiones trae consigo un sinnúmero de afecciones. Esta fórmula transferencial es, por sí misma, toda una muestra del desarrollo intelecto-emocional de la persona en donde, las acciones del cuerpo responden a los actos subconscientes que apoyan el pensamiento relativo. Es decir, que el individuo exterioriza dos aspectos diferentes de su psique: el primer aspecto visible de la exteriorización es, el código gestual correspondiente al enlace con el contexto presente vivencial.
El segundo aspecto perceptible de la representación, es aquel que requiere el subconsciente para simbolizar la evidencia emocional de la memoria y sus derivaciones en cada acto significativo. Estos son mínimos ejemplos de los conceptos acertados de la psicología científica, no obstante dejan de lado el aspecto energético del movimiento físico y sus causas. Acerca de los procesos mentales se sabe de: el consciente, el inconsciente y el sub-consciente. Analógicamente y ampliando los conocimientos del ser humano se sabe de: la energía densa (cuerpo), la energía que fluye (vital) y la energía sutil (intelecto y espiritualidad). Este enfoque es el que hoy estudia la medicina de vanguardia. Los tratados de las medicinas tradicionales reconocen el aspecto integro del ser por sobre todas las formas de abordaje. La psicología bioenergética es el resultado necesario de miles de años de sabiduría en comparación con el modo divisor de la medicina científica. Cabe señalar que individuo significa: «no divisible» o «de carácter único», es paradójico pensar en una forma de no-totalidad. Hay registros que aseguran que Sigmud Freud hizo una sesión de imposición de manos a un joven que superó su estado en una sola sesión. ¿Este hecho habrá sido la apertura para Carl Gustav Jung hacia los estudios que realizó?
Lo irrefutable desde las medicinas tradicionales y válido por las investigaciones científicas relativamente recientes es que, los extravíos del pensamiento y la falta de desarrollo emocional, perturban el sistema endócrino y con ello el sistema inmunológico. Estas perturbaciones pueden transformarse en sabia experiencia con el resultante aporte al caudal de salud emocional. Esto no es nada más ni nada menos que permitir que la existencia misma convierta a una persona en un ser humano consumado, con sus atributos y emociones en actividad, no inmovilizados por el miedo a sufrir. Las experiencias traumáticas como la depresión, la violencia y todos los ejemplos admisibles son pasibles de ser superados, acordes a su grado. Es meritorio decir que, en ocasiones, la depresión es solo un desbalance energético y no una patología. Además, algunos psicofármacos dejan efectos secundarios, a veces, complicados de sostener. Con los tratamientos bio-energéticos es posible en casos extremos, minimizar las dosis de estas medicaciones con la benevolencia de no hacer sentir al afectado que su vida es tan desdichada.
En las medicinas tradicionales vamos a encontrar una amplia guía de salud. Estas se refieren en el aspecto que nos atañe a: los movimientos, ciclos, vías, distribución y enlace de la energía vital. Además de estas propuestas, se han estudiado y clasificado en qué forma estas energías llevan información psíquica y devuelven efectos hacia las áreas de su influencia.
Lo cierto es que la psicología bioenergética cuenta con más conocimientos de los que se le atribuyen. Recurre a innumerables herramientas que para algunos son novedosas, para otros son ciencias de milenios y las utiliza de acuerdo a las necesidades de cada caso en particular. Asimismo, para el diagnóstico se vale del conocimiento bioenergético del ser humano y sus aspectos emocionales, lo cuál, le permite obtener resultados con exactitud y rapidez. Es de una claridad notoria la confirmación de un examen emocional en una persona por medio de los métodos bioenergéticos. En resumen, todo se basa en el fluir de la energía o su obstrucción y la información que ella tiene. Simplemente, esta modalidad de tratamiento, aborda la temática terapéutica desde dos áreas, la física (el cuerpo) y la intelectual (la mente), desde la perspectiva de la energía vital. Es de destacar que al acoplar los vectores bioenergéticos del pensamiento y la acción, el individuo comience a sanarse.
Las virtudes de la psicología bioenergética son evidentes desde su concepto. Este método asiste a las personas como tales y nunca pretende suplantar ningún tratamiento de salud pero, al ser de carácter natural, su asimilación es casi perfecta. La salud emocional se basa en que las experiencias de la vida son para enriquecer al individuo, no para deteriorarlo.
La conjunción del cuerpo y la mente da un resultado extraordinario que, emana de la virtud y la armonía natural del ser.
¡El camino de sanar es maravilloso y en su acción, vive el amor universal!