PREGUNTAS

Extraídas de diferentes Boletínes de Señales de Figueira
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Tapa de Señales

Cuando no tenemos una percepción consciente del contacto con el yo superior, ¿cómo identificar si él está guiando a la personalidad?

Si el yo superior ejerce su influencia sobre la personalidad, ésta tiene mayor facilidad para el perdón y para el servicio impersonal. La personalidad comienza a comprender las cosas más allá de las apariencias, a no pronunciar palabras innecesarias, a colaborar con las energías de cura, a trabajar sin esperar recompensas y sin crear expectativas, a perder la ilusión de las fronteras, de las nacionalidades y del partidismo, a percibir la vibración sobrenatural que emana de un servicio transparente realizado según la ley espiritual. A propósito, recordamos que el libro LA ENERGÍA DE LOS RAYOS EN NUESTRA VIDA, de Trigueirinho, aclara este tema.

He notado que hay pájaros que cantan de un modo especial donde se hacen vigilias u oraciones. ¿Por qué sucede esto?

Los pájaros sirven de eslabón entre la vida humana y la angélica, y entre los diferentes niveles de consciencia. Igual que las flores, están constituidos de una materia más delicada que la de los otros componentes del reino al que pertenecen. Transforman la vibración del ambiente a través del sonido y son atraídos hacia donde se realizan trabajos de sutilización, tales como esos de vigilia y de oración. Su presencia y su canto facilitan el agregado de elementos angelicales al aura del lugar. En esas circunstancias, la aproximación de los pájaros forma parte del servicio que el reino animal presta a los seres humanos y al ambiente.

¿Qué valores tenemos que reafirmar hoy en día, ante tantos acontecimientos desconcertantes en el país y en todo el mundo?

Tendríamos que reafirmar que no estamos solos en este universo, y que la humanidad no se compone sólo de los habitantes de la superficie de la Tierra, con los hábitos y con el nivel de consciencia que hoy presentan. Así, muy receptivos a los hermanos de mundos más adelantados, podremos ser más inspirados por lo Alto. Además, a lo largo de la trayectoria en la Tierra, no tendríamos que menospreciarnos los unos a los otros, ni ser inestables en las opciones y, principalmente, no mirar hacia atrás ni mirar lo negativo que sucedió con nosotros ni con los demás. En cuanto a nuestra vida diaria, nos deberían acompañar las señales que vamos teniendo del mundo espiritual. Deberíamos evitar el pensamiento común, la indiferencia ante el sufrimiento de los demás, y prestar atención a todos los detalles en todo lo que hacemos, porque siempre tenemos algo que perfeccionar. Sobre todo, no deberíamos perder ninguna oportunidad de servir. Si dejamos pasar el momento justo de donarnos, puede ser difícil encontrar nuevamente otra coyuntura favorable para servir.

¿Hay posibilidad de algún cambio en la difícil situación actual en la Tierra?

La energía de síntesis comienza a ingresar en el planeta, y se inicia así la formación de una unidad mental entre los individuos. En general, la ciencia, la religión, la política y cada uno de los demás sectores de la actual civilización se aferran a sus propios conceptos y no están abiertos para comprender, imparcialmente, lo que presentan los otros sectores. Crean su universo particular y se distancian de la Totalidad, olvidándose de que ella vela tanto por la formación de una roca como por la evolución de los dioses.
Esa situación no cambiará antes de que el planeta llegue a estados todavía más caóticos y conflictivos. Mientras tanto, cada individuo que internamente se abre a la unidad colabora con la transformación del mundo material.
La percepción interna se está desenvolviendo en muchos seres -lo que es valioso para la formación de las bases de los tiempos futuros. En el universo interior, impalpable a los sentidos materiales, están las claves para los callejones sin salida en que hoy se encuentra la humanidad; sólo sumergiéndose en ese universo interior se podrá recibir aliento. Aún así, la sutilización de la vida terrestre -o su interiorización- ya se inició, y se consumará a pesar de que el hombre no tenga consciencia de lo que realmente sucede en el planeta.

¿Qué se puede hacer para colaborar con esa sutilización?

Son muchos los caminos hacia los niveles sutiles. Ante todo es necesario reconocer la propia senda y empeñarse en seguirla sin distraerse en comparaciones. Cada una de las energías de Rayo que hoy trabajan en la órbita de la Tierra corresponde a un camino para participar de realidades suprahumanas. Tanto el ardoroso devoto, regido por el Sexto Rayo, como el diligente científico, regido por el Quinto, y todo aquel que se entrega sinceramente a la conducción del ser supremo tienen posibilidad de llegar a la sabiduría interior, por medio de la energía peculiar de cada uno. Para que esa sabiduría pueda emerger en la persona, es necesario que la vibración de los núcleos profundos de su ser penetren su consciencia externa, alcanzando también a la vida material. El poder que proviene del trabajo interno debe ser reconocido, vivido y expresado en plenitud, permitiendo manifestaciones de magnitud inusitada.

¿Cómo desempeñar correctamente las tareas para la realización del Plano Evolutivo? ¿En qué aspectos podemos elevar nuestra actitud frente a las necesidades mundiales?

Las personas no sólo se desarrollan a medida que sirven a Dios y al mundo, también sus tareas evolucionan y se amplían. Las tareas del Plan Evolutivo pueden dejar de restringirse a sus aspectos materiales; pueden profundizarse, entrar en terrenos subjetivos, morales y espirituales, logrando el crecimiento de la consciencia. Una de las claves para situarnos correctamente ante esas tareas consiste en no medir el tiempo que nos llevan; esto nos ayuda a percibir su profundidad, nos permite trascender las apariencias. Otra clave para comprender mejor las tareas es no tener miedo. El miedo no nos deja amarlas.

Existen diferentes tipos de miedo: de no ser eficiente, de no lograr buenos resultados, de no ser comprendido, de ser combatido por fuerzas contrarias al Bien. El coraje debe alimentarse incansablemente, y hay que ser indiferente a la crítica no constructiva. Además, todo servidor del Plan Evolutivo debe renunciar a su ego. Si no se sobrestima al ego ni se lo tiene en cuenta, la relación con los demás colaboradores puede fluir con facilidad. Esto no tiene nada que ver con ser evasivo. Quien es evasivo no es capaz de servir totalmente al Plan.

En cuanto a la obstinación, esta paraliza el trabajo, porque la Energía no realiza experiencias en obstinados. Los obstinados permanecen con ellos mismos, y allí se estacionan. Su actitud proviene de la insensibilidad o de la desobediencia a las señales que la vida le presenta, a las auténticas orientaciones que, provenientes del mundo interior, podemos recibir en las más diversas circunstancias diarias. Para reconocer esas señales se necesita flexibilidad, cualidad fundamental. Por último, mencionamos la importancia de ser receptivos a las observaciones fraternas, útiles y constructivas de los compañeros del camino. El servidor del Plan Evolutivo tiene que superar la susceptibilidad si quiere estar libre de sí mismo y dispuesto a donarse impersonalmente.

¿De qué forma podemos aliviar el sufrimento ocasionado por las guerras y la violencia que hay en el mundo?

Las guerras, como sabemos, constituyen un gran negocio para las industrias de armamentos localizadas en los países ricos y para sus inversionistas. Y es obvio que por detrás de ese esquema corrupto hay fuerzas involutivas que, hasta el final de este ciclo del mundo, ganarán cada vez más terreno. Pero todo esto, y mucho más, ya había sido profetizado y no debería sorprender a nadie. A pesar de que a cada instante haya millones de seres padeciendo, esparcidos por todas partes, existe una forma de ofrecerles ayuda. No se trata de una ayuda material: se trata de enviar pensamientos saludables al espacio, sin dirigirlos a ningún objetivo elegido por nosotros. En los planos internos de la vida existe una Jerarquía espiritual que magnéticamente atrae, reúne y conduce energías positivas. Ella encuentra el rumbo correcto para las emanaciones de esos pensamientos, de la oración y de la contemplación de algunos pocos seres donados al servicio espiritual y silencioso, y las canaliza hacia donde sea necesario, bajo la forma de impulsos salvadores y restauradores. De todas las latitudes del mundo llegan buenos pensamientos que, aunque poco numerosos, tienen más valor que la suma de todos los demás, vulgares y destructivos, muy presentes en el aura de la Tierra. La base del trabajo de la Jerarquía de la Luz en el espacio interno no es un lugar, sino un punto de convergencia de esas emisiones que en los momentos cruciales ayudan a la humanidad y a sus hermanos menores, los seres de los reinos de la naturaleza. La reunión de esos pensamientos de calidad superior multiplica las energías benéficas de manera sorprendente. Proyectándolos hacia el espacio, se presta la mejor ayuda en momentos caóticos como los de hoy. Otras ayudas ? prácticas y materiales? también son importantes, aunque no siempre se muestran tan eficaces como esta, sutil, que va realmente al encuentro de la necesidad sin ser desviada por los malhechores.

¿De qué manera podemos ver la situación actual del mundo?

Por un lado, se ve el avance del caos. Por otro, se observa el aceleramiento del ritmo de la evolución espiritual en una parte de la humanidad. Hoy más que nunca son imprescindibles el contacto con las energías superiores ? energías del alma ?, la formación de redes de curadores y los ajustes magnéticos para grandes operaciones de salvamento. El principal empeño debe ser el contacto con los niveles de consciencia internos, de donde provendrán soluciones para todo lo que pueda surgir durante el proceso purificador por el cual todos estamos pasando.

¿Qué ajustes podemos esperar?

A partir de niveles subjetivos, grupos de almas nos inspiran en diferentes planos de consciencia. Con la ayuda de esas almas experimentadas, llegaremos a reconocer manantiales de cura en nuestro interior ? que los llamamos Templos Internos. Muchos seres ya se encuentran en esos templos; allí reciben instrucciones y viven intensos procesos de cura. Mientras algunos de ellos tienen plena consciencia de ese hecho, otros tan sólo lo intuyen. Incluso los que externamente no saben bien lo que ocurre, sienten que progresan y que se liberan de muchas cargas ancestrales.

¿Qué sucede durante esos procesos?

En nuestro ser profundo hay Algo que poco a poco sutiliza la materia, que la torna receptiva a los impulsos inmateriales. Sin luchas, nos percibimos elevados y curados, impregnados por energías hasta entonces desconocidas. Quien es tocado por esas energías ya no se deja llevar por la tristeza ni por la alegría en el sentido humano, sino que aprende a permanecer en silencio. El ayer y el mañana no le preocupan, y su vida se sitúa en el eterno presente. En ese estado, recibe vibraciones y las irradia hacia el mundo.

¿Y cómo nos sentimos?

Completamente seguros. Descubrimos que nuestra vocación es la entrega a lo desconocido y nos colocamos ante de una perenne fuente de inspiraciones. Eso ocurre en el mundo interior, con la colaboración de ángeles y de devas que nos ayudan a ser humildes, es decir, a permanecer silenciosos ante la misteriosa obra que presentimos que se desarrolla en nosotros.
Cada vez que nos aquietamos, que buscamos conectarnos con el mundo interior y que nos olvidamos de nosotros mismos, vemos que las transformaciones no se restringen a nuestro ser, sino que también actúan en el cuerpo planetario.
Para ser verdaderamente útiles, tenemos que buscar esos caminos. Sólo del interior puede provenir la luz verdadera, benéfica para todos. Pero antes que alcancemos cierto grado de purificación, los contactos con esas energías son esporádicos y tan sólo nos sirven de impulso. Cuando respondemos al llamado interno ? llamado discreto y tenue, aunque hoy esté más vivo que nunca ? nuestra materia mental, emocional y etérica entra en un nuevo ciclo, un ciclo ascensional.

¿Cuál es la influencia de los pensamientos en el magnetismo interno del ser humano?

Por magnetismo interno entendemos aquella fuerza de atracción proveniente del interior del ser, de sus núcleos más profundos, que trae consigo la posibilidad de transfigurar todo lo que contacta en el mundo externo.

Los pensamientos influyen directamente en el magnetismo, dado que «la energía sigue al pensamiento». Si son positivos y si permanecen estables en la intención de servir a Dios, al mundo y a los hombres, comienza a fluir por el ser un llamado a todo -un llamado a la vida interior.

Para quien decide mantener su ambiente magnético en el mejor nivel posible, se sugiere, además del control de los pensamientos, el control de la palabra y de la acción, de forma que todo en su vida transcurra según propósitos elevados. Sin embargo, al realizar ese autocontrol, nunca se debe dejar de tener presente el núcleo interno de la consciencia de donde proviene la energía transformadora. Así, autocontrol no significa represión, ya que las fuerzas del ser, dominadas, no se acumulan en ninguna área de la personalidad causando superestimulación, sino que se irradian por el magnetismo interno.

¿Qué son las Jerarquías Espirituales?

Llamamos Jerarquías Espirituales al conjunto de seres que en su evolución trascendieron la vida material y prestan un amplio servicio no sólo al planeta y a la humanidad terrestre, sino a los más distantes rincones del cosmos. Esos seres, de avanzada sabiduría, profundo amor y amplia capacidad de comunicación intergaláctica, tienen la consciencia integrada en una armonía omnisciente.

Miembros de las Jerarquías fueron conocidos desde siempre en la Tierra por su acción benevolente. Unas veces de manera revelada , y otras oculta, esos hermanos que nos asisten fueron responsables de los mayores impulsos a la evolución de la especie humana y de las civilizaciones. Conocen el gran Plan Evolutivo del que todos formamos parte, y nos llevan a vislumbrar las magníficas posibilidades y el divino potencial de nuestro ser, aunque esas posibilidades y ese potencial estén recubiertos por el polvo de los conceptos mentales, de las ambiciones, de los engaños y de los deseos desordenados. Existen Jerarquías encargadas de formar e instruir la consciencia de los hombres, iluminándoles el camino y estimulando el florecimiento de sus núcleos profundos. Pero, cuanto más elevado es el nivel en que una Jerarquía se polariza, energías más amplias/profundas/elevadas sintetiza y expresa.

Las Jerarquías habitan todo el cosmos y componen una red transmisora de impulsos evolutivos para los diversos mundos. Tienen en cuenta a todo y a todos, pues cada chispa viviente tiene una importancia única en la vida del cosmos. Una Jerarquía puede contactar con más facilidad a un ser humano cuando despierta hacia padrones de conducta condicentes/en sintonía/concordar con la evolución. Forma y construye su consciencia, iluminándole el camino y estimulando sus núcleos profundos según sus posibilidades de recibir tal estímulo.
Una Jerarquía es más que un ente individualizado: representa una línea de luz que engloba miríadas de consciencias en distintos y elevados niveles evolutivos.
Cada Jerarquía tiene su «color» fundamental, pero, del mismo modo que los siete colores del arco iris al unirse/reunirse forman el blanco, Ellas se interpenetran armoniosamente. Manteniendo la propia frecuencia vibratoria, se mezclan en un conjunto integrado que es pura Luz.

En ese sentido también son un ejemplo para todos nosotros.

¿Se está acelerando el tiempo? Desde hace mucho advierto que mi día tiene más de veinticuatro horas. ¿Le pasará lo mismo a otras personas?

Sí, a algunos les puede ocurrir. En nuestro mundo subjetivo tenemos otro concepto del tiempo, menos material que el de los relojes y los calendarios. El tiempo material se basa en los movimientos del planeta alrededor de sí mismo y alrededor del Sol, lo cual le confiere cierto ritmo. Pero ese, que se basa en los días y en las noches, en los meses o en los años que pasan, ese no es nuestro tiempo interno. Internamente, vivimos ciclos de evolución. Un ciclo de esos no es «tiempo», sino el desarrollo de una energía, de un proceso evolutivo. La percepción es diferente de la que se tiene al sentir que pasa el tiempo. Internamente no existe el tiempo que pasa. Lo que existe, es la evolución del estado de consciencia, o de la consciencia misma. Quien advierte ese movimiento entra en otro tipo de tiempo.

Llegamos a vivirlo cuando profundizamos el enfoque de nuestra atención, cuando decididamente nos dirigimos hacia dentro de nosotros mismos, sin huir de la realidad externa. La clave es ofrecerle al centro de nuestra consciencia todo lo que se vive externamente. La percepción de ese «nuevo tiempo» puede comenzar en sueños y, después, aparecer en la vida material. Comienza a producirse tal fusión de nuestro mundo interno con el externo, que los hechos de la vida material empiezan a ocurrir en otro ritmo. Así, tardaremos mucho menos tiempo para hacer las cosas. Otra característica de esta nueva realidad es que nunca sobra ni falta tiempo. Ya no hay prisa. Ya no hay atrasos. Todo transcurre puntualmente, de forma segura, tranquila y armoniosa -con eficiencia y alegría.

¿Cómo saber si la energía del alma nos está impregnando?

Cuando fluye esa energía, se desvanecen las ilusiones, se iluminan los ángulos oscuros del ser y nos llega la certeza de que estamos en el rumbo correcto. Si persistimos, comienzan a emerger en nosotros cualidades que estaban ocultas. Surge, también, la capacidad de transmutar fuerzas y energías que nos circundan; lo que nos lleva a prestar servicio al ambiente que nos rodea y a aquellos con quienes convivimos.

¿Cómo hacer para que esa energía fluya libremente?

Debemos aspirar a servir y a donarnos incondicionalmente. Olvidarnos de nosotros mismos, aunque sin dejar de brindarle al cuerpo físico los cuidados necesarios. Y, reflexionar sobre la osadía, la audacia, el corage, la prudencia, el silencio y la receptividad, cualidades que siempre necesitamos desarrollar.

¿Pero eso no es muy difícil?

No es fácil ni difícil. Sólo nos corresponde permitir que se realice. La ansiedad debe dar paso a la rendición al mundo interior, al lado interno de nuestro ser. Debemos tratar de profundizar nuestro silencio, de amar al yo interno y de observar si la actividad y el reposo, si las luchas y la calma adquieren valores equivalentes. Es esencial que los cambios, inevitables en el transcurso de la vida, no influyan en nuestro ánimo. La energía del alma emerge en ese clima de neutralidad, que en gran parte es creado por el lado más consciente de nuestro ser; siempre y cuando decidamos crearlo por amor a la paz y a la armonía. A cierta altura vamos percibiendo que es el alma, en realidad, quien nos aporta esa decisión y la capacidad de llevar adelante las transformaciones requeridas. En todo ese proceso jamás deberíamos olvidarnos que la aspiración es fundamental.

¿Y cuál es el lugar de la fe en todo ese desarrollo?

La fe es imprescindible. Es el impulso de todo. Si limitamos nuestra fe produciremos una interrupción proporcional en el fluir de la energía del alma.

¿Cuál es la diferencia entre cura física y cura interior?

La cura física es la implantación de la armonía en las células. Armonizadas por medio de procedimientos terapéuticos, de medicamentos, de trabajo reflexivo o filosófico, y también mediante la oración, las células van trasformándose y aproximándose al modelo que les dio origen, modelo que se encuentra registrado en un plano elevado de la consciencia del ser. En general, la materia física del ser humano no corresponde a ese patrón establecido en los niveles profundos de la consciencia; el proceso de cura, por tanto, consiste en la búsqueda de esa perfección.
Nos corresponde tratar nuestra materia física, no por motivos egoístas o exclusivamente prácticos, sino para que ella corresponda a aquello para lo cual fue creada. Al aproximarse a ese patrón superior, ella puede recibir las vibraciones del espíritu y transfigurarse.
Pero antes que nuestros cuerpos puedan pasar por esa transformación celular, tenemos que entregarnos a la cura interior. Cura interior no significa cura física, y es independiente del estado de la materia física. Surge cuando la consciencia comienza a percibir los mundos internos, cuando comienza a penetrar los niveles superiores de la existencia, cuando comienza a elevarse. Mediante la cura interior la consciencia se va acercando a su pureza original.
La cura física sólo comienza cuando ese proceso sutil de cura interior está en marcha. Sólo cuando la consciencia se eleva, las células físicas comienzan a encontrar su armonía, a cumplir las metas que les fueron atribuidas desde su creación. Por eso, un proceso de cura siempre incluye purificación y elevación de la consciencia, y se vale de todos los medios disponibles.

¿Cómo trabajar con la cura hoy, cuando innumerables sistemas terapéuticos, antiguos y modernos, se presentan con los más diversos modos de comprender al ser humano, y cuando existen los más variados recursos?

Los que trabajan en el campo de la cura jamás deberían conformarse con el nivel que alcanzaron. Independientemente de su especialidad y de su propia forma de comprender al ser humano, deben buscar un perfeccionamiento continuo, porque la etapa actual de la humanidad es de reorganización. Los conocimientos tienen que revisarse y actualizarse siempre, especialmente teniendo en cuenta que lo correcto para un individuo puede ser dañino para otro, aunque presente las mismas características orgánicas.
Quien trata con la cura y la salud tiene que sintonizarse para comprender lo que ocurre con aquellos que le piden ayuda. No debe atarse a ningún sistema específico de tratamiento. Una persona puede presentar una disfunción a la que clínicamente se le da determinado nombre, y la conducta para tratarla puede ser taxativa en el medio médico y con tiempo de recuperación previsto. Pero hay personas que pueden presentar lo que se entiende como enfermedad y aquello no ser precisamente lo que se piensa: puede ser reflejo de otra cosa, puede haber surgido para una mayor elevación de su consciencia.
Las terapéuticas deben responder correctamente a la necesidad de ayuda que la persona requiere. Cuando se aplica un abordaje tradicional, basado sólo en la disfunción observada, se puede bloquear el mecanismo de reorganización que aquella disfunción está reflejando.
Hay una enseñanza del Agni Yoga que expresa bien la necesidad de los días de hoy: “Preguntarán: ´¿Quién os dio el derecho de osar?` Responderéis: ‘Osamos por el derecho de la evolución’. Aconsejando la osadía, Nosotros ofrecemos el camino más fácil. El corazón sabe la verdad de ese camino”.

¿De qué manera podemos ver la situación actual del mundo?

Por un lado, se ve el avance del caos. Por otro, se observa el aceleramiento del ritmo de la evolución espiritual en una parte de la humanidad. Hoy más que nunca son imprescindibles el contacto con las energías superiores ? energías del alma ?, la formación de redes de curadores y los ajustes magnéticos para grandes operaciones de salvamento. El principal empeño debe ser el contacto con los niveles de consciencia internos, de donde provendrán soluciones para todo lo que pueda surgir durante el proceso purificador por el cual todos estamos pasando.

¿Qué ajustes podemos esperar?

A partir de niveles subjetivos, grupos de almas nos inspiran en diferentes planos de consciencia. Con la ayuda de esas almas experimentadas, llegaremos a reconocer manantiales de cura en nuestro interior ? que los llamamos Templos Internos. Muchos seres ya se encuentran en esos templos; allí reciben instrucciones y viven intensos procesos de cura. Mientras algunos de ellos tienen plena consciencia de ese hecho, otros tan sólo lo intuyen. Incluso los que externamente no saben bien lo que ocurre, sienten que progresan y que se liberan de muchas cargas ancestrales.

¿Qué sucede durante esos procesos?

En nuestro ser profundo hay Algo que poco a poco sutiliza la materia, que la torna receptiva a los impulsos inmateriales. Sin luchas, nos percibimos elevados y curados, impregnados por energías hasta entonces desconocidas. Quien es tocado por esas energías ya no se deja llevar por la tristeza ni por la alegría en el sentido humano, sino que aprende a permanecer en silencio. El ayer y el mañana no le preocupan, y su vida se sitúa en el eterno presente. En ese estado, recibe vibraciones y las irradia hacia el mundo.

¿Y cómo nos sentimos?

Completamente seguros. Descubrimos que nuestra vocación es la entrega a lo desconocido y nos colocamos ante de una perenne fuente de inspiraciones. Eso ocurre en el mundo interior, con la colaboración de ángeles y de devas que nos ayudan a ser humildes, es decir, a permanecer silenciosos ante la misteriosa obra que presentimos que se desarrolla en nosotros.
Cada vez que nos aquietamos, que buscamos conectarnos con el mundo interior y que nos olvidamos de nosotros mismos, vemos que las transformaciones no se restringen a nuestro ser, sino que también actúan en el cuerpo planetario.
Para ser verdaderamente útiles, tenemos que buscar esos caminos. Sólo del interior puede provenir la luz verdadera, benéfica para todos. Pero antes que alcancemos cierto grado de purificación, los contactos con esas energías son esporádicos y tan sólo nos sirven de impulso. Cuando respondemos al llamado interno ? llamado discreto y tenue, aunque hoy esté más vivo que nunca ? nuestra materia mental, emocional y etérica entra en un nuevo ciclo, un ciclo ascensional.

¿Qué podemos hacer cuando no se tolera la crisis por la cual estamos pasando?

Nuestras crisis están hechas a nuestra medida. No existen crisis que no podamos superar. No obstante, la mente suele sobrecargar las crisis con comentarios inútiles. Entonces sí, se vuelven insoportables. Las crisis llegan en beneficio de nuestro desarrollo. Pero si la mente comienza a inventar, a elucubrar, a hacer más pesada la situación, entonces todo resulta más difícil.
Para pasar bien una crisis y madurar, es fundamental cultivar la actitud de aceptación. Aceptar lo que se presenta, siempre indagando qué transformación se nos está pidiendo. Una crisis puede aportar beneficios e indicar una evolución. Si nos dedicamos al servicio y dejamos de pensar en ella, cuando menos lo esperemos, estará superada. El servicio altruista, por ejemplo, atrae la energía del alma, que es curadora y ayuda a trascender las crisis.

¿A qué puedo atribuir las molestias y los dolores físicos?

Muchas de las molestias y de los dolores físicos se producen porque no fluye la energía del alma en los cuerpos. Esta energía es la que cura. Podemos hacer diferentes tratamientos, seguir diferentes métodos, pero debemos saber esto. Hagamos todo lo que tengamos que hacer, pero no nos olvidemos de dejar que fluya esa energía. Esto significa no tener pensamientos contrarios al amor.

¿Cómo disolver la violencia incorporada en nuestra mente y hasta en nuestras células físicas, cuando estamos rodeados por tanta violencia en el mundo?

Para curarnos de la violencia hemos de contar con la Gracia, energía superior que proviene de núcleos internos de nuestro ser y que trasciende el karma material. Hoy, esa cura dispone de mucha ayuda en los niveles suprafísicos. Si estamos dispuestos a transformarnos, esa ayuda puede ser determinante. Y, con respecto a la relación con el mundo, es importante empeñarse en no adherir a la violencia. Esto significa tener más cuidado con los pensamientos y sentimientos, tratar de elevarlos. Imponer nuestra voluntad sobre los demás, por ejemplo, es una forma de violencia.

¿Qué es estar al servicio?

Mientras en nuestras actividades fluyan sólo fuerzas humanas, estaremos simplemente trabajando. Estaremos sirviendo cuando la energía del alma comience a fluir a través de nuestra acción. El servicio es la vocación del alma.
No somos nosotros los servidores, sino el alma que habita en nosotros. Por eso es tan importante ofrendarle a ella cada uno de nuestros actos; así, se va estableciendo una conexión y su energía trascendente puede comenzar a emerger. Reflexionemos sobre una frase de San Juan de la Cruz: “¡Padre, cuán agradecido estoy por haber sido elegido para Tu servicio!” Un ser en servicio agradece por eso, no importa lo que esté haciendo. No se siente agraciado por estar realizando algún servicio agradable, importante o que le resulte adecuado, sino simplemente por estar en servicio. Cuando aceptamos el servicio y nos dedicamos a él por completo, en su desarrollo está incluido nuestro proceso de perfeccionamiento, nuestra cura.

¿Cuál es la mejor manera de ayudar al mundo?

Al elevar nuestras vibraciones, consecuentemente elevamos las del ambiente y las de las cosas del entorno. Si nuestra consciencia se amplía y si comenzamos a actuar en conformidad con eso, emanaremos impulsos transformadores.

¿Cómo saber si el contacto que estamos estableciendo con planos sutiles es evolutivo o no?

Por el corazón y por la intuición. Cuando la consciencia del corazón se abre, comienza a esclarecernos. Y después nos conduce a la intuición. Así, somos más libres. Corazón e intuición, reunidos, son la fuente más segura de informaciones. Antes de desmenuzar mucho un tema, colóquelo en el corazón y espere la intuición. De esta manera, todo quedará claro.
Sin embargo, es importante saber que el mecanismo intuitivo no responde a curiosidades. Contempla nuestra íntima necesidad de evolucionar y de servir al mundo.

¿Por qué hay tantas personas con miedo actualmente?

El miedo deriva de no tener suficiente contacto con el mundo interior. A medida que contactamos las áreas más profundas de nuestro ser ese sentimiento se disuelve.
Hoy son excepción los que están tranquilos, porque en la civilización actual todo atrae a las personas hacia afuera, las lleva hacia el exterior de ellas mismas. Por lo tanto, es una civilización que produce miedo. No por lo que está mostrando, sino por apartar a las personas de su centro de equilibrio.
La mayoría se apoya en lo que la sociedad ofrece: empleo, salario, bienes materiales, seguro de vida. Y, al permanecer sintonizadas con esas cosas, aumenta su inseguridad. Quien sólo se dirige hacia fuera, permanece en medio de un campo de batalla. Cuando se dirija hacia dentro de sí mismo, alcanzará un nivel de existencia sin conflictos.

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