Hoy resulta obvio, toda aclaración esencial en cuanto al conocimiento del individuo. Conocimiento, que nos lleva a reconocer que todos nuestros semejantes son enigmas, cada uno de ellos, tiene formas distintas y maneras de ser completamente diferentes, opuestas al otro en cuanto a conductas, pensamientos, emociones. El hombre único en su genero no se parece a ninguno. Tiene un comportamiento único en cuanto a su historia, sus vivencias.
Hoy es común comprobar, que en los consultorios donde se trata su psiquismo en un paciente, no se tenga en cuenta su individualidad, su historia personal y vivencial. Jean Claude Fillow plantea el problema de lo importante que según la psicología significa para cada individuo, «lo dado» y «lo adquirido» y como esto interfiere de manera singular y específica en su personalidad. La interferencia de todo lo que está «dado» al nacer, y de acuerdo con las situaciones en que evoluciona el organismo, en cuanto a las vivencias de su infancia. Las experiencias traumáticasforman o no esa compleja personalidad, de modo que para conocer la personalidad de un ser humano en un momento dado de su existencia, necesitamos información relevante sobre sus comportamientos. Lo que piensa, siente, dice y hace habitualmente, ante determinados estímulos internos o externos.
Es así que una serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta, son reliquias de la propia infancia del individuo, como así un sistema de emociones y pensamientos acompañados por un conjunto afín de patrones de conducta.
por Elida Calçada
CONDICIÓN TRANSITORIA
DE LA PERSONALIDAD EN CRISIS
La persona que está pasando por una situación de crisis, puede padecer sin saberlo los siguientes estados emocionales negativos:
Disminución de los niveles de energía, que pueden ser causados por agotamiento, frustración o desilusión por alguna situación traumática.
Aunque en situaciones normales son entusiastas y activas, algún hecho particularmente shockeante ha alterado las condiciones antes descriptas, estimulando cambios negativos en el estado del ser.
Ahora la persona siente frustración y un gran desinterés por la vida.
Pueden sentir que se están hundiendo cada vez más, debido al particular conflicto en que viven. Tienen la sensación de que están imposibilitados de resolver esa situación.
Esta imposibilidad es vivida como una derrota, con fuertes sentimientos de no poder aferrarse a nada y sobre todo, con la casi absoluta convicción de que nadie puede ayudarlos.
Ante este cuadro falta, por supuesto, optimismo, confianza y coraje, factores importantes que cambiarían la situación volviéndola a favor: esto es así porque la solución está dentro de uno y no fuera.
Personas que sienten que ya no tienen un proyecto de vida.
Muchas veces, las personas en este estado no sienten angustia; simplemente no quieren probar más, no quieren volver a empezar.
Es importante aclarar que estos estados no tienen que ver con la depresión endógena, es decir la depresión crónica, porque son estados transitorios: en este caso habría que hablar de una depresión exógena (esto quiere decir que es producida por un factor externo).
En estas circunstancias de la vida que todos vivimos alguna vez, es cuando más hay que darse cuenta que se está atravesando una crisis.
por Lic. Martha Lattanzio