LA DEFORESTACIÓN

Las selvas tropicales de nuestro planeta, localizadas principalmente en América del Sur y Central, áfrica Central y el sudeste asiático, sufren diariamente la tala indiscriminada de sus árboles, muchos de ellos con cientos de años de antigüedad; cada minuto que pasa queda arrasada una superficie de selva equivalente a la de un campo de fútbol.

Hay dos razones principales que ocasionan esto. Una es la demanda de madera por parte de ciertos países, que permite a las naciones endeudadas del tercer mundo obtener dinero fácil; la otra es la transformación de los bosques en superficies dedicadas a la agricultura y ganadería. El primer motivo es rentable para quienes lo practican, pero el segundo no; los suelos del ecosistema tropical contienen un alto porcentaje de hierro y aluminio. Al exponerse a la acción del sol y el aire se endurece, y la poca tierra fértil que le queda es arrasada por las lluvias.

Aunque ocupan sólo el catorce porciento de la superficie terrestre las selvas contienen el sesenta por ciento de las especies animales y vegetales vivas del planeta. En ellas hay muchos recursos que podrían ser utilizados por el hombre sin dañar el equilibrio ecológico: desde vegetales comestibles hasta componentes químicos usados en los más diversos campos de la medicina y la industria.

Hay otro tema relacionado con las selvas: el dióxido de carbono. Los países industrializados emiten 2200 millones de toneladas anuales de este gas procedente de la quema de combustibles fósiles, mientras que otras naciones lanzan al aire otros 1300 millones de toneladas por año como subproducto de los incendios masivos de bosques. ¿Y esto qué tiene que ver? Muy simple: además de reducir las emisiones debe llevarse a cabo un plan de reforestación masiva. Si tenemos en cuenta que una hectárea de bosque tropical puede neutralizar unas diez toneladas de dióxido de carbono al año, habría que crear un bosque de tres millones de kilómetros cuadrados, superficie equivalente a las dos terceras partes del territorio de la República Argentina.

TRIBUTO A UN ÁRBOL CAÍDO

¿Podría alguien entender cómo me siento con respecto a ti?
¿Podría alguien entender, que sienta un dolor tan grande por ti?
comprender que entiendo tanto, tanto tu sufrimiento, el que té
ha impuesto la ignorancia humana de este planeta tan falto de Amor…

Realmente no escucho tu llanto, pero puedo sentirlo corriendo
por mi rostro…
Crecí a tu lado…
Aspiré tu suave aroma en la primavera…
Compartí tu fuerza y belleza, y ahora me encuentro sin ti…
Es horrible ver como despedazan cada parte de ti, cómo
arruinan cada año de tu grandioso verdor…

Cada día mueres un poco y un poco más, en manos de tanta ignorancia…
Sólo espero y pido que tu espíritu pueda ahora volar o caminar
y que seas libre para que puedas decidir en todo momento lo
que será de tu vida…
Le pido a Dios que te dé dos hermozas huellas para que vayas
rumbo a ser tu mismo en ÉL…
por siempre te amaré y jamás te olvidaré.

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