EL PODER DE LA MÚSICA

Hablar de música es hablar de arte, filosofía de la naturaleza, psicoterapia, estética. La música y el ritmo son espejos de las estructuras cósmicas, así pues, todo el universo es vibración que según su frecuencia, se manifiesta como luz, color, sonido o forma.

Si observamos la naturaleza, nos damos cuenta de que cada criatura emite vibraciones que se propagan a través de ondas musicales, y que toda existencia dinámica está afectada por latidos y pulsaciones. Hay música en el susurro de las hojas, en el canto de las aves, en el rítmico movimiento del océano, en la pulsación de la sangre, en el movimiento de los planetas, en el chocar de los torrentes contra las rocas…

La música es uno de los medios más poderosos por medio del cual el alma y la consciencia se manifiestan sobre la tierra; es más poderoso que la danza o la pintura, porque su efecto es instantáneo.

La música es una fuerza cuya vibración produce movimientos en el espacio, desencadenando poderes en el hombre. Es una inmensa configuración energética en constante modificación; es un estímulo para el corazón, el cual a su vez anima y vivifica el surgimiento de los sonidos.

Interpretar música, es conciliar nuestra totalidad en un instrumento, que se convierte en el amplificador de nuestros mensajes. La música pertenece al mundo de los Querubines, por eso cuando cantamos, sin saberlo, nos unimos a su plano angelical, cuyas vibraciones contribuyen a purificar nuestro espíritu y a sanar y embellecer nuestro cuerpo físico, por lo tanto la música es una experiencia de amor que vale la pena vivir.

María Elvira Vargas Cortés

Santafé de Bogotá (República de Colombia)
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