ESPERANZA– Hola hermanos, ¿cómo están?.
Creo que me llegó el momento esperado, vengo de recibir la buena noticia, me asignaron una familia pronto volveré a comenzar. No se imaginan, los ángeles guardianes me contaron todo, dicen que adelanté el momento por haber aprendido la lección.
CRISTAL– ¿Y qué es lo que tenías que aprender?
ESPERANZA– Bueno… algo que a mí me resultaba muy difícil de aplicar, estoy hablando de El Perdón junto con todo lo que esto significa, como por ejemplo no saber perdonar a los demás, lo digo por cosas que me ocurrieron allá abajo.
El no saber perdonarme creo que fue el peor error que cometí, pero hermanos ya no tengo ese problema, el descanso que recibí amplió mi visión y voy preparado a demostrarlo. Nuestro Padre me otorgó la bendición de volver, dicen que la familia que me toca es muy buena, de nobles sentimientos… ah y que además voy a compartir a mis padres físicos, ya que otros hermanos llegaron primero. Me siento en total éxtasis por esta nueva.
LUZ– Dime hermanito ¿cómo fue que llegaste a esta circunstancia o mejor dicho a este espacio de Luz, Paz y Amor?
¿Entraste por la puerta grande o te costó llegar?
ESPERANZA– Entré por la puerta pero no tan grande como dices, como les dije cuando vivía en la tierra pasé de todo un poco, cosas maravillosas y otras no tantas. Mi indiferencia hacia el perdón era tan grande que fue uno de los detonantes que apuraron mi partida. La misma se debió a una enfermedad de mucho dolor y larga agonía. Lo que ocurrió fue que al desobedecer las leyes universales tuve que pagar su precio y este es muy alto. Pero cuando crucé el umbral todo cambió, el tiempo dejó de ser, el dolor desapareció, la angustia se convirtió en nada, todo aquello que el hombre vive deja de sentirlo y aquí estoy como dije, extasiado por volver.
ESPERANZA– ¿Y tú cómo llegaste?
LUZ– Como dicen allá abajo arañando las paredes, cometí todo tipo de locuras, pecados es que se les llama y lo peor de todo que estos me llevaron a cometer el más degradante de los que el hombre puede realizar.
ESPERANZA– ¿A qué te refieres?
LUZ– A quitarse la vida…
CRISTAL– Si, pero en este momento estás aquí. ¿Cómo fue que lograste llegar?. Cuéntanos amigo.
LUZ– Lo sé, el estar aquí vaya si lo tengo presente, pero me costó llegar. A donde fui no había luz, todo era total oscuridad, chocaba con seres destruidos por sus vicios. Dolor y miedo era lo que abundaba y una serie de cosas que el hombre no imagina, sufrí todo eso por quitarme la vida, realmente no lo sabía, creí que hacia lo mejor para mí y me equivoqué terriblemente. El no saber apreciar el Don más importante que nuestro padre nos da…»La Vida», me llevó a destruirme, recuerdo que voces de auxilio resonaban a mí alrededor, eso me perturbaba aún más, era un espíritu embebido en el caos por el desastre que yo había hecho con mi vida. Pensé que eso nunca acabaría y que no podría salir de ese infierno, donde los más bajos sentimientos de todo el que allí habita se golpea contigo. Hasta que en un momento algo me sacudió, algo me hizo salir del estado en que me encontraba. Qué felicidad, no tengo palabras ni manera de expresar mi alegría, sólo puedo decirles que seré un alma eternamente agradecida. Me habían rescatado.
ESPERANZA– ¿Pero qué fue lo que sentiste, lo qué hizo que salieras de ese horrendo lugar?
LUZ– El Amor hermanos, el amor, no sabía hasta ese momento que tenía hermanos que me querían tanto, pero como saberlo si yo no apreciaba tan noble sentimiento. Fijensé cerré mis ojos por no amarme y no saber amar a otros. Pero en ese momento como les contaba sentí esa maravillosa energía que es creada del todo para todos, ella me envolvía y me llevaba como en andas. Pensar que les causé tremendo dolor a mis seres queridos en la tierra y ellos aún oraban por mí. Eran como un faro trasmitiendo luz a este pobre naufrago y haciéndole reconocer que las situaciones cambian cuando aprendemos a ver la verdad. Así fue que llegué a este bello paraíso.
LUZ– ¿Y tú como hiciste para llegar?
CRISTAL– Bueno lo mío fue más sencillo, mi estadía con la humanidad fue muy breve, duró como dicen un suspiro, algo así como tres años.
LUZ– Pero entonces tú eras… disculpa… eres un alma lo suficientemente pura para tan corto período de vida física.
CRISTAL– Humildemente… así es. Lo que tenía que hacer lo hice rápido.
ESPERANZA– ¿Entonces porqué estas acá y no en esferas más altas?
CRISTAL– Se los digo en pocas palabras, pedí volver. Hay tanto por hacer por nuestros hermanos allá abajo, están en un punto crítico y necesitan de toda la ayuda posible.
LUZ– ¿Debido a tu pedido ya te habrán asignado familia?
CRISTAL– Si… pero no fue la correcta, cuando estaba a punto de volver mis nuevos padres decidieron que no debía llegar y lograron que mi misión se retrasara y lo peor de todo es que se echaron más carga negativa a cuestas, el no dejar que llegara hizo cambiar el curso de infinidades de cosas. Pero de todas maneras aquí estoy esperando una segunda oportunidad.
LUZ– Que suerte tienes tu vuelves livianito como dicen, o como dicen otros, sin pecados.
CRISTAL– Si hermanos así es, pero no se olviden que llegamos a la tierra sin recuerdo de lo que aquí vivimos y que en el transcurso de nuestras misiones podemos cometer errores que hagan que nuestros pasos sean más lentos.
Bueno… siento que llegó el momento de irme, nos volveremos a encontrar.
ESPERANZA– ¿Crees que a donde vamos nos volveremos a reunir?
CRISTAL– Por supuesto llegado el momento, cuando estemos frente a frente recibiremos una maravillosa sensación que nos envolverá a los tres. Tengan presente una cosa que todos somos uno, vayan y ayuden a nuestros hermanos al que lo necesita y al que no cree necesitarlo, a ese prestenlé aún más atención.
Eso es lo que quiere nuestro padre. Esa ayuda acelera el proceso, el cambio de conciencia y nuestros hermanos aprenderán que no estamos ni frente al padre, ni por debajo del mismo, sino en El.
Buena suerte hermanitos, buena suerte. Que Dios los bendiga.
ESPERANZA y LUZ– Así sea y así será.
Mireya de los Angeles Miller Basso
desde Uruguay