La bioenergética es una forma de entender la personalidad humana en términos del cuerpo y sus procesos energéticos. Estos procesos, a saber, la producción de energía a través de la respiración y el metabolismo y la descarga de energía en el movimiento, son las funciones básicas de la vida.
La cantidad de energía de que dispongamos, y el modo en que utilicemos nuestra energía, determinarán cómo responderemos a las situaciones de la vida. Obviamente, podemos afrontarlas de un modo más efectivo si tenemos más energía, capaz de ser libremente traducida en movimiento y expresión.
La bioenergética es también una forma de terapia que combina el trabajo con el cuerpo y con la mente, para ayudar a la gente a resolver sus problemas emocionales, y a comprender mejor su potencial para el placer y el gozo de vivir. Una tesis fundamental de la bioenergética es que cuerpo y mente son funcionalmente idénticos: es decir, lo que sucede en la mente refleja lo que está sucediendo en el cuerpo, y viceversa.
La relación entre estos tres elementos, cuerpo, mente y procesos energéticos, es mejor expresarla por una formación dialéctica, tal como lo muestra el siguiente diagrama.
Como todos sabemos, mente y cuerpo pueden influenciarse uno al otro. El modo en que uno piensa puede afectar el modo en que uno siente. Lo contrario es igualmente cierto. Esta interacción, sin embargo, está limitada a los aspectos conscientes o superficiales de la personalidad. A un nivel más profundo, es decir, a nivel inconsciente, tanto pensamiento como sentimiento estan condicionados por factores energéticos.
Por ejemplo, es casi imposible para una persona deprimida elevarse por encima de su depresión a base de tener pensamientos positivos, esto se debe que su nivel de energía está deprimido. Cuando su nivel de energía es elevado a través de una respiración profunda ( su respiración estaba deprimida junto con las restantes funciones vitales) y la descarga de sentimientos, la persona sale del estado de depresión.
Los procesos energéticos del cuerpo estan relacionados con el estado de viveza del cuerpo. Cuanto más vivo esté uno, más energía tendrá, y viceversa. La rigidez o la tensión crónicas disminuyen nuestra viveza, y menguan nuestra energía. Es al nacer cuando un organismo se encuentra en su estado más vivo y más fluído; al morir, la rigidez es total, el rigor mortis.
Quizás no podemos evitar la rigidez que viene con la edad. Lo que podemos evitar es la rigidez debida a tensiones musculares crónicas que resultan de conflictos emocionales no resueltos.
Todo stress produce en el cuerpo un estado de tensión. Normalmente la tensión desaparece cuando el stress es aliviado. Las tensiones crónicas, sin embargo, persisten, después de que el stress provocador haya sido eliminado, bajo la forma de una actitud inconsciente del cuerpo o de un grupo de músculos. Dichas tensiones musculares crónicas perturban la salud emocional al disminuir la energía del individuo, restringiendo su motilidad (el juego y movimiento naturales y espontáneos de la musculatura), y limitando su autoexpresión. Resulta entonces necesario aliviar esta tensión crónica, si es que la persona ha de recuperar su plena viveza y el bienestar emocional.
BIOENERGÍA Y TERAPIA DE SÍNTESIS
El ser humano recibe e intercambia energía constantemente con otras personas o con el medio ambiente en donde vive o permanece varias horas. También produce información bioenergética cuando piensa o siente. Los procesos de desestabilización emocional tienden a indicar un desequilibrio energético. El ser humano posee 7 centros principales de energía (chakras) en su cuerpo energético y tienen correspondencia con las glándulas endocrinas en su cuerpo físico. El buen funcionamiento de estos centros es vital para la salud mental, emocional y física. Las preocupaciones, penas, etc. quedan impregnadas en estos centros y producen bloqueos que pueden derivar en dolencias físicas, emocionales o mentales. Al equilibrar o desbloquear estos centros, la armonización bioenergética lleva a concebir otra forma de plantear la vida, más vital y sana, para ir evolucionando como personas.
Mediante la utilización de técnicas avanzadas, se logra reestablecer y equilibrar el flujo energético en nuestros cuerpos físico, emocional, mental y espiritual, logrando la armonía y tomando conciencia de nuestro Ser, lo que nos otorga la posibilidad de comprender nuestro sentido trascendental como seres superiores.
Cuando la armonización bioenergética no es suficiente para sanar nuestros cuerpos, sean estos los superiores o el físico, debemos recurrir a un tratamiento mas profundo, capaz de curar nuestras heridas provocadas a lo largo de la vida.
Este proceso es un escalón superior y requiere de un trabajo mas directo, abarcando diversas técnicas que por si solas o combinadas, reorganizan nuestra energía, reparan los daños y reestablecen el correcto y armónico funcionamiento de nuestros escudos energéticos.
Todos sabemos que la medicina tradicional, llamada alopática, se enfoca en aliviar o curar los síntomas. Generalmente no llega a las verdaderas causas de la enfermedad y por lo tanto no es completa. Para lograr sanar, debemos atacar a las causas del desequilibrio llamado enfermedad desde su raíz y ésta se encuentra en nuestros cuerpos superiores y en la memoria de las células. Allí es donde se efectúan las maniobras necesarias para limpiar, sanar y restaurar su orden. La visión holística del paciente y su comprensión amorosa, permiten en muchos casos arribar a la verdadera y profunda sanación.
Las herramientas del terapeuta energético son muy variadas, incluyendo luz, color, sonido, aromas, radiestesia, Reiki, masaje manual, meditaciones guiadas y muchas otras técnicas que por su complejidad resultan difíciles de enunciar.
Este tratamiento no invasivo e incruento está especialmente indicado para aquellas personas que padecen enfermedades de difícil tratamiento, crónicas o incurables a los ojos de la medicina tradicional.
por Leopoldo Lage
RESPIRACIÓN CONCIENTE
¿Qué es?
Son un conjunto de técnicas simples de respiración y una herramienta de profunda limpieza emocional en el que se revelan y liberan patrones de comportamiento negativos acumulados desde el nacimiento.
Trabaja en diferentes niveles, espacios que tal vez no se vieron a conciencia. No es un proceso intelectual, sino una vivencia de autopercepción y entrega.
¿Para qué sirve?
Disuelve bloqueos, tensiones, miedos, angustias y la armadura del cuerpo emocional. Cura actitudes que afectan todas las áreas de nuestra vida. Abre el canal de la conciencia y la emotividad. Purifica los cuerpos físico, mental y emocional.
Intensifica gradualmente el espacio de contacto con uno mismo. Permite el darnos cuenta y hacernos cargo del proceso de limpieza interior. Nos conecta con el poder y la confianza para transformar nuestra vida.
En una sesión, cuando se empieza a respirar y relajarse se revive la energía que creó el cuerpo al comienzo de todo, es la energía que se experimentó en el útero materno.
Al unir la Respiración interna y externa integramos la totalidad de las sensaciones y emociones y ampliamos la conciencia de patrones y condicionamientos tales como, «La vida es una lucha«, «El mundo está contra mí«, «No consigo lo que preciso«, «No soy querido«. Reconocer la raíz de estas creencias limitantes nos permite transformarlas y liberarlas abriendo así el espacio para el autocrecimiento y autoconocimiento.
El aprendizaje está diseñado para que las personas lo incorporen a la vida cotidiana, a las relaciones personales, al trabajo y con uno mismo.
Hacer consciente la respiración es estar en el presente, en la fuente de la vida…
por Tabdar
TERAPIAS DE ENERGÍA
La mayoría de las terapias alternativas sostienen que los seres humanos no son sólo materia, sino que se trata de un sistema de energías sutiles que se manifiesta a través de sus aspectos mentales, emocionales, físicos y espirituales. El estado general de equilibrio de dichas energías puede ser abordado desde el punto de vista diagnóstico y recibir tratamiento mediante la aplicación de distintos sistemas que operan sobre dichas radiaciones humanas.
Las más recientes teorías de la física subatómica están comenzando a fundamentar la existencia de este campo vibracional que envuelve al cuerpo, aunque aún no existe aparatología suficientemente precisa para realizar las pruebas requeridas, que sustenten científicamente estas afirmaciones.
La medicina del lejano oriente y las enseñanzas vertidas por algunas religiones tradicionales de oriente y occidente admitieron desde tiempos antiguos la existencia de una realidad invisible a los ojos, compuesta por una serie de campos de energía radiante que rodean al cuerpo y le proveen la «chispa» necesaria para dar arranque a todos sus componentes. La energía fluye en el interior del sistema orgánico siendo conducida por los trayectos nerviosos, a los cuales las teorías orientales denominaron «meridianos».
La coincidencia entre la ubicación de los denominados «chakras» de la filosofía hindú y los plexos nerviosos, ubicados a lo largo de la columna vertebral, sugiere que probablemente los «psíquicos» que han declarado verlos, en realidad han visto el «chisporroteo» de un conductor de electricidad, que en determinado momento está realizando una descarga. El salto de un fotón que se aleja de su órbita, emite energía y se trata de energía lumínica. La alta velocidad a la que transcurren estos fenómenos de emisión fotónica es el principal obstáculo que impide la acomodación necesaria por parte del ojo humano.
También destacamos que la «teoría de los chakras» (ruedas, en sánscrito) afirma que cada uno de estos centros sutiles gobierna un área del cuerpo y se relaciona con una particular glándula de secreción endócrina. Al estudiar el sistema nervioso y los ganglios autónomos, podemos establecer la misma relación antes mencionada. Siguiendo el trayecto de los nervios eferentes hasta los órganos y músculos que inervan podemos comprender por qué, al relajar el plexo que los reúne, los órganos que reciben dicha conducción nerviosa optimizan sus capacidades autocurativas.
Estado de salud
El estado de salud depende de la libre circulación de la energía nerviosa. La enfermedad comienza cuando dicha circulación se encuentra bloqueada, en desequilibrio lateral tomando como eje la columna vertebral, o con problemas de distribución entre las distintas áreas que componen el sistema orgánico. Los bloqueos en el flujo de energía pueden estar relacionados con causas físicas tales como una alimentación inadecuada, la ingesta de drogas u otros elementos tóxicos, los traumatismos por accidente, pero también se relacionan con toxinas emocionales tales como la tristeza, el estrés, la angustia, el miedo y el pensamiento negativo en sus distintas facetas.
Los efectos salutíferos de la transmisión de bioenergía no dependen de la creencia en la eficacia del método; no es equiparable a las sanaciones psíquicas, donde la fe es de indudable importancia. En el caso de que la persona receptora sea escéptica, hará falta que se concentre por unos minutos en su propio cuerpo y el operador podrá conducirla a un estado de profunda relajación. Dicho estado puede contribuir a restaurar las conexiones neuronales y conducirla al bienestar; la continuidad y un cierto número de sesiones aseguran la efectividad del tratamiento. Destacamos también que el denominado «efecto placebo», basado en el buen «rapport» establecido entre operador y receptor, aumenta la eficacia del tratamiento. Sin embargo, cuando un operador en bioenergía aplica sus manos sobre los extendidos de tejido en laboratorio y sobre las enzimas aisladas dentro de un tubo de ensayo, parece algo lejano hablar de «efecto placebo» o de fenómenos de sugestión mental.
La aplicación de la bioenergía puede complementar al tratamiento médico convencional, así como a la psicoterapia. Para diferenciar a un operador verdaderamente profesional, podemos guiarnos por las normas de ética clásica. Es poco confiable quien considera que su método es el único que debe aceptar el receptor, expresando que las energías no son compatibles (esto es falso, pues todos compartimos el mismo conjunto de radiaciones; sólo nos distinguen las frecuencias vibratorias). Puede ser muy peligroso aquel que sugiere que se abandone un tratamiento médico, o que inste a la persona a realizar cambios filosóficos o religiosos.
No existen contraindicaciones para los tratamientos de bioenergía. No hay límite de edad ni de condición física o mental. En cualquier situación, toda persona puede beneficiarse con la aplicación de bioenergía.
por Lic. Graciela T. Pérez Martínez